La palabra vegetal proviene del latín vegere, que significa dar vida.
La planta provee de oxígeno a la tierra.
Las plantas transforman la energía de la luz del sol en energía de la planta, y ésta la almacenan y la recibimos nosotros al comerlas.
El tallo es el eje de la planta que crece hacia la luz y soporta las hojas y las flores además de transportar los nutrientes (savia) entre la raíz y el resto de la planta.
El equivalente en las personas sería nuestro cuerpo, que también contiene todos los órganos y transporta todos los nutrientes a través de la sangre.
En la hoja es donde tiene lugar la respiración y la transpiración, al igual que los pulmones y la piel en las personas.
La naturaleza humana está muy bien diseñada y tiene sus propios mecanismos de nutrición y de eliminación para mantener limpia la sangre y el cuerpo.
Cuando este equilibrio no se respeta de manera natural, el cuerpo y la sangre se intoxican, y el cuerpo empieza a mostrar síntomas de esta intoxicación que pueden ser muy diversos: dolor articulaciones, dolores de cabeza, estreñimiento, hinchazón, sobrepeso, retención de fluidos, problemas en la piel, poca energía …
El cuerpo se desintoxica cada día, dependiendo de las toxinas que respiramos, pensamos, comemos, y generamos podrá mantener el equilibrio o no.
De ahí la importancia de ayudar a desintoxicar el cuerpo. Y cuidarnos buscando el equilibrio personalizado para cada persona.
La eliminación física de toxinas también conlleva la liberación de emociones.
Las desintoxicaciones son procesos mágicos.