De joven elegí la medicina homeopática en lugar del alopática y abrí la puerta a la curación a través de la alimentación y técnicas no invasivas para el cuerpo y la persona. La Antigimnasia me enseñó a lo largo de 10 años cuál era mi ritmo natural y como escucharme.
Para reducir el dolor crónico de la cadera estudié y seguí muchas dietas (vegetariana, macrobiótica, ayurveda, Seignalet, Kousmine …). No basta con llevar una dieta sana para encontrarnos y sentirnos mejor, hay que buscar un crecimiento personal, emocional y espiritual. Después de muchos años de aprender de todas ellas, me he dado cuenta de que la enfermedad y el deseo de curación son el camino.
Lo que me llena en mi vida y me permite ser feliz y estar en equilibrio son las cosas sencillas. Compartir con la familia y los amigos. Estar y sentir la naturaleza. Pasear en bicicleta por Barcelona. Tejer en mi telar. Crear sombreros. Leer. Mirar una buena película. Todo esto es meditar para mí.
Hoy, visto con perspectiva, reconozco que había creado un personaje alegre que escondía una tristeza interna. Mi trabajo ha sido quitarme capas para reducir mis miedos, llegar a mi esencia y estar en paz conmigo misma. Y me gusta acompañar a otros en su viaje para encontrar el diamante interior que todos tenemos, a veces tan escondido dentro de nosotros que no se ve.