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La Cebolla • MERCÈ VANCELLS nutrició i salut integrativa
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La Cebolla

La Cebolla

Tenemos la costumbre de encontrar todas las virtudes a los alimentos que vienen de lejos, y muchos de ellos, a nivel de sostenibilidad, no tiene lógica que formen parte de nuestro día a día. Y al mismo tiempo nos olvidamos o no le damos el lugar que le pertenece a algunos alimentos más cercanos y no por ello con menos poderes y propiedades. Que hayan formado parte de nuestra alimentación durante toda la vida, no quiere decir que no sean importantes.

Hoy hablaremos de la cebolla, que nos acompaña con humildad desde hace más de 5.000 años. Y que nos lo hace fácil, ya que son sencillo de cultivar, de transportar y conservan el vigor mucho después de la cosecha y así la tenemos disponible todo el año!

Parece ser que la cebolla proviene de Oriente, aunque de manera salvaje los humanos ya la consumían mucho antes de que llegara la agricultura, por lo que la cebolla es considerada una hortaliza casi salvaje.

Las cebollas forman parte de la familia de las Liliáceas, y su nombre original Allium cepa proviene del la palabra celta all, y hace referencia a su característica picante y la sensación de calor.

 

La parte que comemos y que podemos guardar durante todo el invierno, es el bulbo. Tienen unas raíces muy débiles.

En Egipto la cebolla fue venerada como símbolo del universo y era sagrada según la Diosa Isis. La capa externa de la cebolla simbolizaba la eternidad, por eso enterraban las cebollas con los faraones.

Los griegos le descubrieron los efectos medicinales, sobre todo a la hora de tonificar el cuerpo y sus tejidos. Los olímpicos tomaban muchas, incluso en forma de zumos y también se frotaban el cuerpo con ellas. Ahora se sabe que las sustancias sulfurosas de las cebollas, van muy bien por los tejidos conectivos y las articulaciones. No hay que esperar ir al balneario para bañarnos en aguas sulfurosas, para beneficiarse de ello.

Los romanos le descubrieron los efectos antibióticos, desinfectantes, y sedantes.

 

En Europa, hasta bien entrado el siglo XX las verduras por excelencia eran las cebollas, las judías y las coles. Y se la siguió consumiendo como uso medicinal, para quemaduras, diarreas, desinfectar heridas, dolores de estómago, dolores de cabeza por dar algunos ejemplos.

Cuando cortamos cebolla todos lloramos al oler los aceites sulfúricos que estimulan las mucosas, estos mismos aceites, cuando la comemos, estallan en nuestro interior y hacen incrementar la fluidez de nuestros fluidos digestivos, haciendo mejorar la absorción de nutrientes. Estos mismos aceites sulfúricos tienen propiedades antisépticas, previenen la putrefacción intestinal e inhiben el crecimiento de la flora patógena.

La cebolla es uno de los alimentos que más nos sulfura, no en el término de hacernos enfadar, pero si en el sentido de enfadarse con las células malignas y / o cancerosas y patógenas que tengamos el cuerpo y así hace que las eliminamos. Su sabor picante hace que limpie las arterias y mucosas en general y ralentiza el desarrollo de virus, hongos, fermentos, y otros organismos. Al hacer limpieza y eliminar toxinas, parásitos y metales pesados ​​vemos que mejora mucho la salud cardiovascular haciendo disminuir la tensión arterial, reduce la incidencia de cáncer, limpia el hígado, y también mejoraremos a nivel de tejido conectivo.

El tejido conectivo es el tejido más amplio que está en el cuerpo y está formado por un gran abanico de células, como por ejemplo las del tejido fibroso, adiposo, óseo y cartilaginoso.

Es donde se produce la inflamación, es muy importante tener este tejido limpio para que pueda llevar a cabo sus funciones de apoyo estructural, de defensa, de protección, y de reparación de las lesiones celulares.

 

Otros componentes que hay que destacar es su contenido en antioxidantes, concretamente la quercetina, y la vitamina C. La cebolla es el alimento que contiene más cantidad de quercetina útil. La quercetina ayuda a eliminar los radicales libres, aliviando los efectos de la polución.

Ese mismo bioflavonoide llamado quercetina, también tiene propiedades antiinflamatorias, especialmente recomendado para las enfermedades articulares. Ayuda a tener flexibles y elásticas las venas y las arterias.

 

Las grasas ayudan a digerir compuestos de azufre picantes y, al contrario, los compuestos de azufre picantes ayudan a digerir las grasas. Los compuestos de azufre hacen que los lípidos se dispersen en la corriente sanguínea, impidiendo que se aglutine en la sangre.

Todos sabemos cómo nos afectan las emociones como la rabia, el miedo, la tristeza mientras digerimos los alimentos, el sulfuro que contienen las cebollas ayudan y facilitan la digestiones en estas condiciones, sobre todo en la digestión de las proteínas.

A las personas que les irrita o que no toleran bien la cebolla cruda, la pueden cocer y así volatilizan el sulfuro, y sino también la pueden poner en remojo un rato antes de consumirla. Aunque cocinada a altas temperaturas, pierde algunos de sus compuestos beneficiosos.

Consumir una cebolla diaria puede ser uno de los hábitos más saludables que puedes incluir, sola, en las ensaladas, o bien cocinada sola o con otras verduras y estofados.



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