23 Ene La Reina Granada
Para mí la granada es la reina de las frutas, tanto por su forma de corona como por sus magníficas propiedades y su exquisito sabor. De hecho, los judíos se inspiraron en su forma a la hora de diseñar la corona.
En Egipto (2500 aC) se enterraba a los muertos con granadas, ya que simbólicamente representaban el poder, el amor y la abundancia.
Actualmente sabemos que este poder también es debido a sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y nutricionales.
Botánicamente pertenece al árbol granado de la familia Puniàcias, concretamente llama Punica Granatum. Punica proviene del nombre de la región africana donde crecían granados, Granatum quiere decir que tiene muchos grandes.
Originariamente proviene del norte de África y de Asia occidental, y se cultivó en Egipto y en los países mediterráneos.
La palabra granada proviene del latín malum granatum significa manzana con grandes.
Como tiene tantas semillas, se la consideraba un símbolo de fecundidad y fertilidad. A mí siempre me ha hecho pensar en la forma de la mórula de la célula, el inicio de la división celular. Y esto nos puede hacer pensar en el inicio del embrión, en el caso de la fecundidad, y también en la ayuda que dan en la producción de colágeno, aumentando así la capacidad de la piel para regenerarse y no envejecer.
Según el código de la Biblia, la Granada es una de las 7 frutas con semilla que había en el Jardín del Edén.
La granada actualmente es considerada un superalimento, por su alto contenido en vitaminas A, B y C, minerales (potasio, Ca y Mg) y sobre todo por sus fitonutrientes (compuestos que sólo encontramos en frutas y verduras), mayoritariamente polifenoles, antocianos y carotenoides .
Los polifenoles son el fitonutrientes más abundante en la granada, y por su forma química combinan con el oxígeno que nos hace envejecer (los radicales libres), es por esta razón que se conoce la granada como un gran antioxidante.
El otoño nos invita a empezar a recogernos más, ir más hacia nuestro interior, y las frutas de otoño, como es el caso de la granada, con sus colores espléndidos, nos aporta luminosidad en nuestro interior, para que no nos sentamos perdidos.
Como ya todos sabemos, de manera natural el otoño también es momento de hacer revisión y limpiar, los árboles pierden las hojas, los perros cambian el pelo, las personas perdemos más pelo y, emocionalmente, igualmente: hacemos limpio y dejamos ir lo no queremos ya, para dejar lugar a lo que sí queremos.
Los pigmentos que dan color a las hojas de los árboles o arbustos son: la clorofila (color verde), los carotenoides (color naranja) y los antocianos (color rojo). En verano y en primavera predomina la clorofila, por eso son verdes las hojas. En otoño el árbol se prepara por el frío, y envía azúcares en las puntas de las ramas para protegerlas de las congelaciones, mientras disminuye la producción de clorofila y los pigmentos pasan a ser los antocianos y el carotenoides, que dan esta tonalidad a las hojas y frutos de otoño. Aparte de su tonalidad, los antocianos y los carotenoides nos aportarán los beneficios necesarios para afrontar el frío, ya que son los fitonutrientes que tienen estas propiedades: antioxidantes, fortalecen el sistema inmunitario, y protegen el cuerpo del desarrollo de enfermedades crónicas y degenerativas .
Si tomamos granadas nos mejorará la piel, los huesos, las articulaciones, la vista, el sistema circulatorio en general y el sistema digestivo, y además inhibe el crecimiento de células cancerígenas.
¿Qué esperas a comerlas?