11 May Las Cerezas
La floración de las cerezas nos indica el inicio del buen tiempo y es ampliamente celebrada en muchas culturas, en Japón marca el inicio de las actividades agrícolas.
El nombre proviene de la colonia griega Kerasus (posteriormente llamada Cerasus y actualmente Giresun), donde originariamente se cultivaban las cerezas. Los romanos las llevaron a Europa.
El árbol cerezo pertenece a la familia botánica de las Rosáceas, concretamente las especies Prunus cerasus y Prunus avium. De variedades hay muchísimas, y por eso la temporada se alarga un poco más que si hubiera solo una.
Se cultivan por toda Europa y en Norteamérica, Alemania es el país con una producción más elevada.
Las cerezas son muy interesantes desde el punto de vista nutritivo por su alto contenido de vitaminas A y C, minerales, antioxidantes, fibra y Hierro.
La vitamina A va bien para la vista y la vitamina C va bien para muchas funciones de nuestro cuerpo, tales como suavizar los daños provocados por los radicales libres y, junto con la vitamina A, mejora el estado de la piel, los huesos, las dientes y el pelo.
Los minerales que más abundan en las cerezas son el potasio, el calcio, y el hierro. El potasio regula el contenido de agua de las células y el impulso muscular, en concreto del corazón, los músculos y los nervios. El calcio, además de formar parte del hueso y los dientes, también participa en la coagulación de la sangre. Y el hierro hace que mejore la calidad de nuestra sangre y ayuda en casos de anemia.
El pigmento rojo de las cerezas se debe a unos antioxidantes llamados antocianos, que ayudan a mantener la elasticidad y flexibilidad de las articulaciones, venas, arterias e incluso de la piel, y es también un potente antiinflamatorio. Es uno de los antiinflamatorios naturales más potentes: tanto puede aliviar un dolor de cabeza, como un dolor crónico, mejorar la salud cardiovascular en general y regular el nivel de azúcar de la sangre y reducir las células cancerosas del colon.
Dado que mejoran el sistema circulatorio, podemos decir que las cerezas son muy adecuadas para desintoxicar el cuerpo, ya que al mismo tiempo estimulan el funcionamiento del hígado y el riñón, por eso aparecen en primavera, mejor momento para desintoxicar estos dos órganos.
Durante la temporada, consumir tantas como podáis, la temporada es muy corta y normalmente coincide con los meses calurosos, y así nos ayudan a enfriar el cuerpo y beneficiarnos de sus magníficas propiedades.
En invierno, es aconsejable tomar la cereza secada por su alto contenido en vitamina C, contribuye a fortalecer el sistema inmunológico y hacer frente a los resfriados.